Su origen se remonta como asentamiento en la época del
Calcolítico, etapa de la que se han encontrado restos como el dolmen
enclavado en el pueblo. Durante el período
romano, se convierte en un pueblo con gran número de habitantes
intensamente poblado, de gran importancia. El historiador Plinio la cita con el nombre de
"Arunci",
aunque el nombre podría proceder de un asentamiento anterior celta, aunque se
postula como de origen fenicio, ya que este pueblo mantuvo relación con sus
pobladores. Sin embargo hay pruebas fehacientes de que el asentamiento de Morón ya existía antes de la etapa
romana, época de la que han aparecido numerosos restos arqueológicos, siendo
además situada por los historiadores en sus tierras la antigua ciudad de Isipo.
Una vez superada la invasión bárbara, los visigodos se asientan en
el pueblo, los cuales construyeron la
iglesia más antigua de Andalucía, de la que hoy día se pueden
contemplar los cimientos cerca de la actual iglesia de San Miguel. De esta etapa visigoda,
también han sido hallados sarcófagos y ladrillos decorados con temas
figurativos.
En cuanto al nombre, hay un error al atribuirlos a la época de
ocupación árabe, pues Estrabón
ya lo llamaba Mourol
y durante la etapa mora sólo se le
añade Al, con lo que por lo que se pasó a llamarse Al-Mourol, y por el uso cambió a
ser Morón.
Durante la dominación musulmana, se produjo un incremento de los
habitantes, hasta tal punto que la ciudad se desarrollo a extramuros de la
fortaleza.
En 1249, la villa fue conquistada por Fernando III para el reino de Castilla, siendo entregada
al concejo de Sevilla con la condición de que cuidara de su defensa, para más tarde entregarse este
señorío a la Orden militar de
Alcántara y posteriormente al Conde de Ureña, el cual hizo aumentar el tamaño de la
villa y se reformo la iglesia y las murallas. Por esta época, el castillo
sufrió una remodelación, y es modificado una vez más en 1650 por los Condes de Ureña, que hicieron de
éste su residencia.
Este castillo, durante la ocupación francesa, sirvió de cuartel
para las tropas napoleónicas,
del que dinamitaron parte en 1812.
La villa de Morón de la Frontera
obtendría el "título de Ciudad"
en 1894.
Cuenta la leyenda que se origina hacia el siglo XVI, que cuando venia a cobrar los impuestos el recaudador de Sevilla, la persona
encargada era bastante prepotente y de maneras tosca y grosera se le apodó el Gallo de Morón, este era persona no
bien aceptada por los vecinos del pueblo quienes un día en el momento de su
despedida lo hicieron dándole una paliza y expulsándole del pueblo desnudo y a
pedradas. El personaje aún en esta situación se volvía e insultaba a sus
agresores, de ahí el famoso dicho “Te vas a quedar como el Gallo de Morón, sin
plumas y todavía cacareando”. Curiosamente en la isla de Cuba hay un pueblo que comparte el mismo
nombre de Morón, en
el que sus habitantes, atribuyen su fundación a un vecino de este pueblo de Morón de la Frontera y que además
cuenta con una plaza a la entrada del pueblo con la escultura de un gallo.
Un
monumento curiosísimo es la pintoresca figura titulada Monumento al Gallo de
Morón, que recuerda al recaudador de contribuciones que intentó abusar de los
vecinos y el pueblo amotinado le dio una soberana paliza, quedando “como el
gallo de Morón, sin plumas y cacareando”. Este pintoresco monumento se
encuentra en el Paseo del Gallo. El suceso fue real, como el de Fuenteovejuna
pero sin sangre.
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